¿Cómo
quieres que no te quiera?
si
convertiste mi invierno en primavera,
el gris de mi vida, lo
llenaste de colores,
y con tu esencia descubrí
nuevos olores.
Volé contigo en remotos
cielos,
conocí en ellos mundos
nuevos,
me remonté viendo otros
colores
y percibí el aroma de
diferentes flores.
Me albergaste en la mar de
tu pecho
y juntos navegamos un largo
trecho,
vaciaste en mi mente toda tu
ternura
descubrí que los
sentimientos tienen colores y textura.
Que el amor es rojo y suave
como tus besos;
que la pasión se tiñe de
morado intenso,
que la paz es blanca y
tersa,
y la picardía es rosa con
sonrisa traviesa.
Supe del negro áspero del
dolor,
que las pasadas penas tienen un agrio sabor,
que la tristeza es gris con
tintes de negrura,
si no la limas y aclaras, se convierte en
amargura.
La esperanza es verde de
suaves matices,
con elevados montes para que
en ellos te deslices,
la felicidad se viste de
tonos cambiantes,
brillos resplandecientes y
azules mates,
para que vivan en tu
memoria,
y brillen para siempre en tu
historia,
y cuando recuerdes todo lo
que has aprendido,
des gracias a Dios por haber
vivido.
Lucila Reyes González
México