El poeta habló de la vendedora de
flores bajo la tormenta
Gritó las viejas palabras que
fueron llama y viento en el recuerdo
Susurró el sabor del café frío en
la espera del aeropuerto.
El poeta habló de la máscara que
llaman hombre
Del tiempo que todo lo convierte en
nada
De la tumba que llevará tu nombre.
Pero nunca dijo
Que el miedo lo vigila como loba
famélica
Que la angustia es una araña en el
cuello
Que sus muertos habitan las casas
vacías de la memoria
Como serpientes instigadoras que día
a día,
noche a noche, murmullo a murmullo,
Grotescas e implacables lo
acechan.
La persecución del poeta
Alejandra Abrahan
Argentina
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