sábado, 19 de enero de 2019

TU NOMBRE / MARIA LUZ OLIVARES




Tu Nombre
María Luz Olivares Aldana
Veracruz, México

Si crees que voy a decir tu nombre
ni imagines que voy a mencionarlo
al recuerdo de exóticos aromas
que inundan con bálsamos
las noches de mis sueños.

Ni creas que voy a recordarte
en esas noches de luna
de hermosa transparencia
donde escucho al aire que susurra
promesas de amantes.

Esos suspiros que abanican
las palmeras de mi puerto
le dicen al amante adiós
o hasta luego.

Hoy deshojo tu recuerdo
en el cuenco del olvido
y en las hojas amarillas
en mi álbum de mis versos
la tinta palidece
en las letras de tu nombre.

del poemario “ Misteriosa “

BAJO LA LUNA LLENA / JOSÉ RAFAEL RIVERO



Resultado de imagen para HOMBRE MIRANDO LA VENTANA

José Rafael Rivero
Venezuela



Era uno de esos días difíciles en los que el ajetreo de la semana te pasaba factura, terminaba el mes y torres de facturas y recibos se dibujaban en mi escritorio como una ciudad con muchos rascacielos.  El café se enfriaba rápido y ya llevaba varios, quería terminar rápido, me iría en la noche de campamento y por fin coincidiría con Valentina, desde que la conocí sentía que debíamos coincidir en más espacios, pero el día a día nos llevaba por delante a ambos.  Ella trabajaba del otro lado de la ciudad, su horario era más complicado que el mío, sin embargo siempre sacaba tiempo para distraerse, mientras yo lo hacía muy poco. 

Logré recorrer la avenida principal, con suerte no había el acostumbrado tráfico de un viernes por la tarde, quizás aún era temprano, aunque para mí era muy tarde, debía llegar aún a casa, darme un baño y salir mochila en mano.  Me detuve en el minimercado y compré algunas cosas que me faltaban, incluyendo unos chocolates, nunca me iba de campamento sin chocolate, las noches no eran lo mismo cuando no los llevaba.  Llegué a casa, me duché y emocionado pensando en el encuentro con Valentina, apresuré el paso y salí de casa dispuesto a pasar un fin de semana espectacular. 

Valentina era una mujer hermosa, sus cabellos hacían un contraste increíble con su blanca piel, su cuerpo atlético mostraba su pasión por el deporte, su especialidad era el montañismo, la aventura.  Había escalado algunos picos altos al sur del país y también era surfista, para mí era simplemente perfecta.  La última vez que nos vimos fue en una reunión en casa de Andrés, otro escalador profesional, a quien conocí en uno de esos encuentros en las alturas montañosas, intercambiando bolsas para recoger la basura por café.  Nos hicimos amigos todos los de ese grupo y eventualmente convocábamos a reuniones en montañas, siguiendo ciertas señas dejadas en el camino que sólo los invitados conocerían, eran claves para la seguridad y privacidad del grupo. 

Apresuré el paso, ya había llegado al pie de la montaña indicada y la noche se hacía cómplice como en cada ascenso.  Ubiqué la primera seña y me dirigí cuesta arriba, bordeando la falda de la montaña por el camino que guiaba hacia el río.  La frescura del ambiente era típica de esta época y algunas aves aún estaban por allí revoloteando, cazando pequeños insectos antes de irse a sus nidos.  El sonido del río era el relax, la continuidad de la corriente de a ratos se cortaba por alguna rama o pequeña cascada, el cielo estaba despejado y ya a lo lejos la luna asomaba su brillo, como siempre subíamos en noches de luna llena, así no llamábamos la atención con las linternas. 

 Mientras atravesaba un puente hecho con lianas y pequeños troncos, divisé una silueta entre los árboles, era ella, Valentina solía llegar antes que todos, armar su carpa y salir a ver a quien se encontraba en el camino.   
  
Como si hubiese escuchado mis pensamientos se detuvo, volteó y sonrió, levanté mi mano para saludar y me acerqué.  Un abrazo fuerte me dio la bienvenida a esta nueva aventura.  Mi pulso se aceleró un poco y lo disfruté, creo que ella también.  Mientras volteaba a ver si venía alguien más, me tomó de la mano y me dijo: “sígueme, quiero mostrarte algo que descubrí, no puedo esperar a que lleguen todos, estoy emocionada”.   Sin dudarlo ni un segundo caminé de su mano por un sendero, me hacía seña de silencio, debía escuchar algo.   Como a los cien metros se fue abriendo el follaje y allí estaba una cascada, a pesar de lo alta que era el agua pasaba a través de muchas ramas y hojas y terminaba cayendo como llovizna sobre un pozo que, a pesar que era de noche, podía intuirse era de aguas cristalinas.

“Quiero darme un chapuzón antes que lleguen todos”, me dijo, esto se ve muy bueno.”¿Me acompañas?”, preguntó mientras se despojaba de todo y se lanzaba sin pensarlo mucho.  “Ven está templada el agua, deja el morral allí y no lo pienses más”.  Era fácil para ella decirlo, para mí toda una experiencia el que con aquella confianza se quitase la ropa frente a mí, desde que la conocí esperaba una oportunidad para conversar con ella, cualquier excusa hubiese sido buena pero, encontrarla allí llamándome, desnuda y a solas en plena naturaleza, era toda una de esas causalidades que tu mente y el destino te juegan alguna vez en la vida. 

No lo pensé más y entré al agua sin ropa.  El agua no estaba fría, muy leve corriente indicaba que no había mucha pendiente más abajo o cuevas submarinas por las que el agua tomase impulso para bajar con más fuerza. 
  
 Valentina nadaba a mi alrededor la luz de la luna llena atravesaba las ramas y se creaba un ambiente espectacular con rayos azulados, brillantes, que hacían que ella  apareciera y desapareciera frente a mis ojos, aun así podía imaginarla tan cerca… por fin…

Conversamos, bromeamos de a ratos se subía a mi espalda, me apenaba que esos roces alborotaban mi piel, no sabía si eso la molestaría, aunque era casi normal darnos baños nocturnos desnudos en los viajes a espacios naturales, pero este momento era diferente, definitivamente.  

“Cierra tus ojos, no los abras hasta que te diga”, me dijo mientras se sumergió y sólo se escuchaba el suave rocío cayendo desde las alturas y mi corazón palpitando fuerte.  Sentí un roce con su piel y mi cuerpo tembló, su cercanía causaba estragos.  Moví mis manos de un lado a otro, buscándola bajo el agua pero ya no estaba cerca.  Al incorporarme me pasó de nuevo por un lado, su mano pasó por mi espalda y giré rápido, logré tomar su mano, pero se soltó.  Con mis ojos cerrados imaginaba mil cosas.  Una vez más sentí su cuerpo rozándome, esta vez quedándose  muy cerca.  Salió a tomar aire y al incorporarse quedó de espaldas a mí, rozándome, despertando todas mis fantasías en un solo foco, ya era inevitable el desearla.

Me sumergí siguiéndola, buscándola, rozando su cuerpo, abrazándola, subíamos juntos a tomar aire y nos sumergíamos, no existían las palabras, sólo agua, aire y dos cuerpos retozando bajo la luna llena. 
  
 Nos incorporamos de nuevo, esta vez frente a frente, la  tomé por la cintura y la acerqué un poco más, sin palabras, sólo miradas, cercanías, roces…  Podía sentir su ardor, en el vaivén del agua nos abrazamos, danzamos en  un beso, luego otro, una hoja cayó en el pozo, mientras un nuevo abrazo, esta vez más fuerte, buscando la posición nos permitió fundirnos en un beso apasionado.   Mis manos tallaban su cuerpo, recorriéndolo lentamente, grabando en mi mente cada poro, descubriéndola y encontrándome en su piel.  Sus temblores me hablaban de su deseo, sus labios de nuestra complicidad, un vaivén suave se convertía en éxtasis y un leve jadeo se dejó escapar de sus labios.  Su pecho me atravesaba, endurecido, punzante, invitando a mi corazón a latir más y más fuerte.  Sentía que me quemaba dentro de ella, su lava ardía y yo  avivaba esa fogata bajo el agua, retábamos al silencio, ahogando cada gemido entre besos y  temblores rebeldes que creaban ondas continuas. 
Sin decir una palabra más, nos dimos un último abrazo antes de salir del agua, sin idea de cuánto tiempo había pasado.  Debíamos llegar al campamento, quizás ya todos estaban allá.  Tomados de la mano recorrimos el camino de regreso al campamento mientras ella me mostraba las marcas del camino, esta vez las había hecho ella, para guiar al grupo al sitio de encuentro.  Una loma rodeada de eucaliptos con una zona despejada para acampar, era el lugar perfecto para resguardarse a la vez que se podía observar cualquier cosa que subiera por la ladera de la montaña, la luz de la luna llena permitía ver el suelo con facilidad. 
  Una fogata nos contaba que ya habían llegado, ella me soltó la mano y corrió a saludarlos, abrazándolos uno a uno les dio la bienvenida y me presentó a los que no conocía, el resto me miraba con sonrisa pícara, pero no hicieron comentario alguno.  

Preparamos una deliciosa cena, compartimos un café con brandy, Luis sacó la guitarra y comenzó la tertulia nocturna.   Valentina se recostó a mi lado, como si fuese mi pareja desde hace mucho, tal vez era así y ninguno de los dos lo sabíamos…  Tomé su mano y la besé, mientras la primera canción comenzaba a sonar:   “imagine all the people living in peace….”.

lunes, 14 de enero de 2019

CARTA AL AMOR




Resultado de imagen para PAREJA EN LA CAMA

Adriana Escalante
Veracruz, México



Lentamente abrió los ojos, sus pechos yacían desnudos sobre el dorso de él.
Con labios sedientos peregrinó por cada centímetro de esa húmeda espalda. 
Después de un suspiro olió la piel de su amante, al probarla,
un sabor a mar invadió su boca. 
No, no se detuvo, deseaba volver a impregnarse de él.
Al desvestirse descubrió, que ya se había desnudado cuando le entregó el corazón.
Quizás las almas no se buscan. ¡Las almas se encuentran!




sábado, 12 de enero de 2019

SEÑORITA SUSPIROS


Resultado de imagen para JOVEN ESTUDIANTE


Dani López
México

Si te vieras como te veo,
Jamás te sentirás insegura,
De tí no tendrías dudas,
Y entenderías porque te anhelo.
Si te soñarás como te sueño,
Cambiarías tu perspectiva,
El destello de tu sonrisa,
Para mí es el mismo cielo.
Si te pensarás como te pienso,
Entenderías que tú eres,
Única a las mujeres,
En todo el universo.
Si te salvarás como me salvas,
La soledad no conocerías,
Así reconstruirías,
Los pedazos de mi alma.
Si te vieras como te veo,
Quizá entenderías,
Que en la desnudez,
Aún puedes estar bien vestida.
Si te sintieras como te siento,
Quizá entenderías,
El porqué me enamoré,
De tí.

HACEN FALTA FLORES


Resultado de imagen para FLORERO



CLAUZBETH CASVEL
Veracruz, México

Aún no se sacian los campos desolados,
aún no se llenan las calles vacías,
ni los corazones corrompidos de llanto…
¡Hacen falta flores que dan la vida!
Todavía persiste el hedor de la ignorancia,
no se terminan las lágrimas asiduas.
¡Y el pueblo aún tiene sed de justicia!
Hay carencia de rosas, tulipanes y de lilas.
¡Se ha perdido la esperanza en esta travesía!
El invierno es crudo y con dolor se agudiza,
Y es que aún no tenemos garantía,
que la primavera llegue pronto sin tardía.
¡Se ausentan ideales y decae la persistencia!
¡Hace falta que planten flores y florezcan!
Porque el cuadro se vislumbra desolado,
está lúgubre y completamente deshojado.
¡Hacen falta flores, tantas, muchas flores!
Margaritas, claveles, hortensias, girasoles;
porque no ha cambiado la estación del año…
¡Todos en conjunto, seguimos estancados!
Persistimos en el cruento invierno de vileza,
afligido y lleno de vacíos que se alejan.
¡Quisiera gritarlo y que todos entendieran!
Que necesitamos más floreros…
¡Y menos guerras!