Inquilinos del ruido y la
polución,
huéspedes del amanecer
urbano.
Aves que madrugan, se
despiden,
recuerdan su rama y
regresan.
Copas de árboles bajo la luna,
son hostales en el medio de
la calle,
repertorio de silbidos en
el ocaso.
Aves que invaden lienzos
vivos,
que raptan la atención
auditiva.
Siluetas compartiendo
raíces.
Ya después el sonido
disminuye.
Ángel Valenzuela Ruvalcaba
Veracruz, México
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