Morderte
para descubrirte,
tocar
tu piel apasionada,
invítame
tus labios
manjar
de lobos desquiciados.
Deja
que se me antoje
abrazarte
con la aurora,
no
digas una palabra…
porque
muerdo tu boca.
Se
me antoja
cada
vez que el aire que exhalas
perfuma
mi cuerpo de granadas,
de
esas rojas.
No
habiendo mejor vino tinto
bebido
y robado de tus labios,
quemados
por mis besos
de
una noche desnudos
y
sin velos.
Se
me antoja
tatuarte
la espalda
por
eso te muerdo,
para
que penetre mi nombre
en
tu cuerpo.
Ramón de Jesús Hernández Olivares
derechos reservados
Veracruz, México
ISBN: 03-2014-052411343300-14
del Poemario "Musas Prohibidas "
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