sábado, 17 de agosto de 2013

EL RELOJ






El “tic, tac”  del reloj
me desespera y enloquece,
es como un cincel sobre mi pecho
como un dardo en el corazón.

Recordé mis historias
figuras, sombras,
besos y caricias
que aún escritas en mi piel están.

La vela se consume lentamente
para desaparecerme en el infinito
de espectros nocturnos,
que me visten de tristeza

Mis manos temblorosas
pretenden en mis sienes
detener el fulminante grito del alma,
que invadiendo la tristeza morirá.

Estaba el reloj ya sin cuerda
y sus segundos sin latidos,
mi corazón llora sin ecos
y lanza entrecortados suspiros

Una lagrima rueda por mi pecho
tal vez, ¡La ultima!  Fría y estéril,
desaparece para siempre tu recuerdo

de mi corazón.


Ramón de Jesús Hernández Olivares
País: México

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