Salí
a hacer mi caminata de cada mañana, mientras andaba con pasos ligeros como
acostumbraba hacerlo sentía que algo o alguien me perseguía.
Apuré
aún más el paso pero todo seguía igual, sentía una presencia detrás de mí, en
mi cabeza comenzaron aparecer imágenes
de cómo sería quien me seguía: -Debe ser alguien cansado por la forma en que
arrastra sus pies, la espalda encorvada y respiración agitada-.
Tenía
una sensación rara, no era temor pero me inquietaba; al pasar por un almacén
con una gran vidriera, giré tímidamente mi cabeza, fue grande mi sorpresa
cuando no vi a nadie detrás de mí.
Seguí
andando, ya mis piernas no estaban tan firmes y el miedo se había apoderado de
mí, pero tenía que enfrentar a esa presencia desagradable que presentía, giré
sobre mis talones decidida a encarar a quien fuera:- No había nadie, era mi
propia sombra, me angustié por cómo había imaginado quien estaba junto a mí, la había imaginado
como una presencia cansada y encorvada-. Estuve a punto de derrumbarme cuando sentí,
dos brazos fuertes sobre mis hombros y una vos grave como el sonido de un viejo
fonógrafo. –No tengas miedo, no caerás porque yo estaré siempre aquí para
sostenerte-.
M.Estela Rodriguez
Argentinas
1 comments:
Muchas gracias Ramón por difundir mis escritos. Un abrazo grande desde Argentina y las puertas de mi hogar estarán abiertas para cuando decidas un día visitarme.
Publicar un comentario