Hablar
de la injusticia
para
el hombre rechazado
que
sentado
detrás
de un escritorio
escribiendo
verdades
se
encuentra marginado.
Hablar
de la injusticia,
la
pobreza, el hambre,
no
solo la que destruye el cuerpo
si
no también :
la
que aniquila el alma.
Tengo
inquietudes
cuando
veo las locuras,
comportamientos,
que
el hombre
inquisitivamente
filtra
a la sociedad
por
todos los medios,
en
busca del poder
ése
que en vez de ayudar
destruye.
Tengo
miedo
de
ver al hombre armado
no
como los antiguos caballeros
con
arcos y fechas
si
no con largos fusiles
y
negras metralletas.
Siembran
pánico y terror
en
el hombre que camina
con
paso cansado
después
de una larga
jornada
de trabajo,
y
en vez de encontrar
una
senda obscura
pero
segura
ven
en cada esquina
un
cuerpo mutilado.
Tengo
pánico
cuando
al caminar por la calle
pasan
junto a mí , grupos
de
hombre enmascarados
que
escudriñan con miradas
si
en la bolsa del mandado
entre
peras y manzanas
van
granadas “ explosivas”.
Mi
ritmo cardiaco acelera
cuando
se llevan los hijos
o
los nietos a la escuela
veo,
o me parece ver
camionetas
con vidrios
Polarizados.
Entonces
,
con
ímpetu y valor
abordo
el coche,
y
me tomo un lechero
en
el “café”,
sola
o en compañía
donde
algunos nos conocemos
aunque
quisiera
pasar
inadvertida.
Por
eso camino
y
caminaré
pues
nada ni nadie
debe
amedrentarnos
si
somos libres
porque
así lo dicta
la
Ley….
Maria Luz Olivares Aldana
Veracruz, México
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