En mis sueños infantiles,
había una barca en un río
mecida por las aguas gentiles
no hacía calor, no hacía frio,
la luna me daba miradas sutiles.
Me sentí sola, pedí compañía
puso una farola, de una rama pendía
encendida con un rayo, de oro
teñida,
y me envió un ave que cantar
pretendía,
como era cuervo, en lugar de cantar
gruñía.
Mágica luz de luna guiaba mi camino,
le pregunte a la luna si encontraría
el amor,
y me dijo: “no tengo poder adivino,
pero para evitar sorpresas y dolor
no te precipites, llegará, ese es tu
destino”.
Muchas veces tuve el mismo sueño
al preguntar, decía tranquilamente,
No pongas tanto afán ni empeño,
te acompañare hasta que lo
encuentres,
cuando por fin tu corazón tenga
dueño.
Muchas noches estuvo conmigo,
le preguntaba, y me decía “aún no”
en sueños me dijo “se cumple tu
sino”
al despertar y ver que estaba
contigo,
Supe que había llegado a mi destino.
Lucila Reyes González
México
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