sábado, 17 de octubre de 2015
Acá, sobre este mi lecho de la enfermedad del alma,
Donde se agita mi pecho, y ya se marchó la calma
Donde danzan sin cesar, tantas y tantas amargas
Palabras que no agonizan, y de agonía me matan…
Acá estoy porque llegué, emperatriz del desierto
Mundo que no labré, en donde el único huerto
Produce un único fruto, un fruto agrio y seco…
¿Qué sabe nadie de nada, qué sabe nadie que es esto?...
Es un estertor que trepa, por la fatiga del cuerpo
Haciéndote ver que vives, solo porque aún no has muerto;
Todo es prisa, desaciertos, cadáveres de ilusiones
Letras de mustias canciones, llanto y risa en una hora,
Fuego interior que devora... todo, todo anda revuelto
Y gime el amor envuelto reprimiendo sus pasiones,
Sin que nadie reaccione para prodigarle afecto.
¿Qué sabe nadie de nada, qué sabe nadie que es esto?...
Y a toda hora se asoman, con las caras compungidas
A tu vida, que no es vida, porque ni vives ni mueres
Y lo único que quieren, es ahondar más en tu herida;
Que qué me duele, preguntan, y yo de ojos cerrados
Viro la cara a otro lado, con la voluntad difunta,
Porque es más que una pregunta, es saeta envenenada;
No quieran saber qué duele, nada me duele...
No hay nada….
Zoraida Puentes
Cuba.
lunes, 12 de octubre de 2015
¿Por qué no hay feria en este pueblo?
Es lunes y todo está silencio,
Es lunes y todo está silencio,
Las calles están tristes y polvosas,
Unas cuantas almas se queman bajo el sol,
Unas cuantas almas se queman bajo el sol,
Apenas una pálida risa logra escapar
Entre las ventanas rotas de una escuela,
Entre las ventanas rotas de una escuela,
Y en la plaza, debería estar tocando la banda municipal un viejo danzón,
Pero solo palomas enfermas llegan, cansadas y
Moribundas de tanto volar,
Moribundas de tanto volar,
¿Y dónde están todos?
-Me pregunto,
-Me pregunto,
Anoche se robaron la campana de la iglesia
Y nadie en el cielo dijo nada,
Y nadie en el cielo dijo nada,
Nada, nunca nada, nadie vio,
En este pueblo, hace tiempo que no hay ladrones,
Solo algunos desaparecidos, dice el gendarme,
Solo algunos desaparecidos, dice el gendarme,
Pero, pregunto ¿volverán?
-No señor, eso no lo sabría decir,
-No señor, eso no lo sabría decir,
Debería usted, señor gendarme,
Buscar al hijo que la madre perdió,
Buscar al hijo que la madre perdió,
Debería usted, señor gendarme, dejar el fusil
Y tomar el machete y el azadón,
Y tomar el machete y el azadón,
Para que sepa lo que es el cansancio de sol a sol
Y no andar desapareciendo muchachos,
Y no andar desapareciendo muchachos,
Ni derramando sangre inocente, por defender
A un tirano, que lo abandonará a su suerte,
A un tirano, que lo abandonará a su suerte,
-¿O de qué lado está usted? Señor gendarme,
¿Del que jode por un poco dinero o del que jode por poder?
¿Del que jode por un poco dinero o del que jode por poder?
No señor, mire, que callado está este pueblo,
¿Sabe usted lo que está haciendo?
Dígale a su jefe en turno, que aquí todo está en calma,
Dígale a su jefe en turno, que aquí todo está en calma,
Que pueden pasar sus mulas con los sacos llenos de harina
Y con la yerba que tanto le gusta vender,
Y con la yerba que tanto le gusta vender,
Aquí nadie dirá nada,
Estamos todos sometidos, ENAJENADOS FRENTE AL TELEVISOR, listos para morir en las rojas playas de este puerto fantasma.
J. Gregorio
Tuxpan, Ver. México
domingo, 4 de octubre de 2015
que asoma, cuando convergen entre las sombras
de mis sueños entretejiendo el silencio con la palabra.
Busco la tenue luz que se cuela
entre tu mirada y la mía…
La ignota travesía que cubre el paso
por la sangre
Nostalgia que llega
cuando todo parecía estar en calma,
cuando el gorrión cantaba en la acera
Cierro los ojos, para no ver su vuelo,
y que no vea el mío, cuando las alas abran
y me lleven a nuevos senderos,
donde la tierra arda y vuelva a escuchar
el trino de los pájaros,
hambrientos buscando comer su fruto,
y gemir por tan sólo una palabra.
Nara Canino Salgado
Puerto Ricosábado, 3 de octubre de 2015
Vi
la alborada en mi puerta
indolente
peinaba palabras.
Navegué
al arrecife de corales e
hice
un mar con tu mirada,
te
delineé; zagal sonriente,
de
labios carnosos,
bellos
ojos de pestañas selvicas;
ruborizada…
en
seguida borré la imagen.
¡No
eras tú…!
esa
imagen lastimera del ayer.
Necesito
lo que viene tras tu mano.
Soy
abrigo…
en
mis brazos te confortas,
conmigo
forjas eternidades.
Hablamos
de sendas y apegos,
las
dudas te abandonan.
Nos
bañamos en sudores,
en
tropel, arrebato, risa,
gritos
y silencios.
Metáforas
hay en tus dedos
en
espera de ser verso… canto.
Tejí
un tapete azul de cielo
para
recibirte y hablar;
de
ambiciones y dudas.
Te
amé… sobre ese lecho
florecí…
me hice luna y
en
tus arenales puerto.
Mi
voz sueña en tu mano
eres
sorbo;
entre
veneros te proclamo.
¡Amo
del silencio!
quiero
darte palabras no pronunciadas,
caricias,
pensamientos viejos…
entregarte
mi recuerdo;
antes
que llegue el fantasma
del
olvido.
América
Guerrero González
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