domingo, 29 de marzo de 2015

HADA





Corre el viento,
sutil y suave
te postras en mi mano,
el revolotear de tus alas se han calmado,
buscas la paz, y presiento que querrás contarme
tus secretos.

Dime pequeña amiga, si el rey Oberón
deslumbra en sus reinos mágicos,
o si la luna ya no sonríe en el lago.

Cuéntame tus viajes por el firmamento
capturando sueños perdidos,
dime si descubriste el nombre de tus fantasías
mientras duermo.

Oh pequeña, la diosa de la belleza,
te baño con polvo de estrellas,
te vistió de sedas, y te enseño a cantar
melodías para arrullar al caminante
entre listones de oro y plata.

Dale al humano tu regazo,
para que sus sufrimientos
sean enviados al olvido en una cometa,
enséñale  que el amar, sea su más intimo paraíso
que bese las sienes de flores de sus hijas,
y de el martillo del trabajo ,
a sus hijos del campo llamado tierra.

A sabiendas que es dura tu jornada
no permitas que la obscuridad eterna
nos robe el tiempo, arráncale sus horas,
bebe sus minutos y respira sus segundos.

Contigo , aprenderé a  escuchar los ecos,
Las carcajadas y compases, del ritmo,
tomaré del armario mi traje de arlequín rojo y negro,
volveré a  tomarte de las manos y en los
giros de la danza misma, bailaremos.

Y tal vez volemos en el tiempo,
escribiremos cuentos, para que el mortal infante
aplauda , aplauda , porque creerá en ti y en mí
en todo momento.


Ramón de Jesús Hernández Olivares
Veracruz, México 


del poemario "Confesiones al Viento"


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