viernes, 24 de febrero de 2017

EL EXTRAÑO MÁS TRISTE























Sólo la brisa marina agita llena el espacio vacío
donde alguna vez te observe sentado,
donde tu cabello se agitaba
mientras el color de tus ojos se perdía con el del mar;
a veces grises, a veces verdes, a veces azules.

Nada será igual,
te observaba de lejos
y eras el extraño más triste de mis tardes grises;
tanto que sólo contemplarte me hacía perder
todo rastro de mi tristeza, para preguntarme:
¿él por qué está triste?

El frío  de la temporada,
las gaviotas extraviadas
y el golpe de las olas en el muro alto del bulevar,
que te empapa y tú apenas parpadeas.

7 semanas y ni un día faltabas,
tu presencia me hacía  olvidarme de mis ideas suicidas,
y huir de mi la imagen mía siendo comida por esa mar embravecida.

Ya no estás,
hace tres días que no sé nada de tu vida.
Nadie más te vio, nadie de ti se acordó.
Ni un transeúnte, ni un pescador, ni las parejas habituales.
¿Quién eras? ¿Por qué te has perdido?

Tres días me han bastado para saber
lo importante que te convertiste en mi vida.
Tres día y por fin me animo a ocupar la banca vacía
y ser mojada por esa agua salada que se mezcla con mis lágrimas.

Y el susurro de las olas me envuelve,
llueve y te me pierdes,
parece que te olvido y en el silencio que me ha envuelto,
pido al señor porque bendiga tu presencia que tanto me ha servido.

No estoy sola, estás a mi lado, ¡oh señor desconocido!,
siento tu mano cálida en la frialdad de mis dedos
y sonrío al mar, del cual un beso se ha desprendido.

Ahora sé quién eras…
mi amante marino,
dios triste y compungido,
que una sonrisa me ha permitido.



Alejandra Inclán
Veracruz, México 



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