domingo, 2 de agosto de 2015

UNA TUMBA EN MI PECHO




Cabaré una tumba en mi pecho
abriré mi tórax y romperé mis costillas
si es necesario, expulsaré este dolor
que traigo dentro.

Quedará un hueco tan grande donde puedas
caber de pies a cabeza, enterita con todo y zapatos,
“si lo deseas, hasta tu bolso puede ir contigo”
oprimiré mi pecho muy fuerte, tan fuerte
que no habrá espacio alguno
por donde puedas respirar.

En mi calabozo, harto de tus recuerdos,
de tus lágrimas falsas, de tus promesas inútiles
y tus estúpidas palabras sin sentido;
te condenaré a los verdugos, mis gusanos;
que te devoren, que te expriman y que
traguen todo tu ser dentro de mi ser.

Cuando ya no quede nada de ti qué comer
los dejaré que se traguen entre sí mismos
como caníbales en una lucha férrea, incansable
e insaciable por sobrevivir, así hasta que quedes
reducida a un solo gusano, y podré tomarte
con mis dedos para aplastarte con las uñas
de mis pulgares como a un vil parásito.

Lástima que sólo se trate de prosa poética,
de lo contrario no vería entre mis dedos
consumirse cigarrillo tras cigarrillo y
mi boca secarse con la ingesta de vino.


Enrique Caro
México 

0 comments:

Publicar un comentario